Día 4: De Bayeaux a Caen

Amanece el día pronto para nosotros, desayunamos fuerte y emprendemos la marcha hacia Pointe Du Hoc, pero antes, como era evidente, teníamos que parar para volver a rellenar el depósito y poder comprar algo de suministros para el camino.

Tras haber hecho la parada, continuamos con destino Pointe du Hoc, queríamos llegar para el momento en el que abrieran ser los primeros en entrar, para evitar colas y poder ver el resto de cosas pendientes para ese día sin problemas de tiempos.

De camino veíamos en cada rincón unas lanchas del desembarco abandonadas, museos caseros que pedían dinero por entrar, agujeros que nos hacían teletransportarnos al día D e imaginar cómo serían los ruidos de la metralla impactando contra semejantes estructuras. Parábamos cada vez que veíamos algo interesante, pero en muy poquito tiempo llegamos a Pointe du Hoc.

 

Pointe du Hoc

Como era primera hora, no había mucha gente y pudimos aparcar sin problemas muy cerca del comienzo del camino que nos lleva a la famosa colina rodeada de agujeros debidos al bombardeo incesante de los aliados para poder facilitar el ascenso de los Rangers a la montaña.

Nos sorprendió porque pensábamos que exigirían pagar algo por poder visitar la ladera, pero para nuestra sorpresa no había que pagar nada. De camino a la ladera nos encontrábamos antiaéreos que tratarían de impedir el asalto aliado.

Una vez llegamos a ver la ladera, nos dimos cuenta de que los agujeros eran enormes! Esta es la imagen aérea de los bombarderos aliados bombardeando Pointe du Hoc:

A día de hoy esto es lo que han provocado:

En la ladera también hay bunkers desde los cuales la Wehrmacht se defendería ante un posible ataque aliado:

Bunkers a los cuales se puede entrar sin ningún tipo de riesgo:

Si además subimos a lo alto de uno de los bunkers, nos permite tener una mejor panorámica de los agujeros que han causado las bombas:

Los Rangers subieron a la cima de Pointe du Hoc simplemente con ayuda de una escalera, mientras arriba les esperaban los soldados de la Wehrmacht. La altura de las colinas la verdad que es impresionante, vaya coraje da simplemente asomarse al precipicio y ver lo que tuvieron que escalar:

Es una zona preciosa, un espectáculo de colores dorados que contrastan la hierba, el cielo azul y las baterías alemanas.

Nos metimos en otro bunker cuya ventanilla daba al mar, desde aquí se ve claro que ante un posible desembarco tenían visión directa y podían disparar a los que estaban abajo en la playa.

El recorrido es más o menos circular, entramos por un sitio y rodeando toda la ladera volvemos al punto de inicio, la verdad, merece muchísimo la pena. Volvimos al parking encantados con lo que habíamos visto y continuamos nuestro viaje, esta vez a Omaha Beach.

 

Omaha Beach

Aparcamos el coche muy cerquita de la playa y fuimos andando hasta alcanzar el monumento que está alzado justo antes de entrar en la arena.

Justo detrás hay otro monumento que representan unas alas de libertad brotando de la arena. Es una playa inmensamente grande, desde el comienzo hasta llegar al agua había una distancia considerable, era increíble imaginarse la cantidad de hombres que perdieron la vida en esta playa. Según las estadísticas, el 40% de los hombres que desembarcaron en Omaha murieron el primer día.

Muy cerca de la playa está el museo memorial de la playa de Omaha por lo que decidimos coger el coche y parar ya que había un tanque en muy buenas condiciones aparcado justo a la entrada.

Entramos al museo para comprar algún recuerdo del día D y continuamos nuestra marcha con destino al cementerio americano de Colleville sur Mer.

 

Colleville sur Mer

Siempre que pensamos en un cementerio de la Segunda Guerra Mundial nos viene a la cabeza Tom Hanks en la película de Salvar al soldado Ryan cuando al comienzo de la película ofrece flores a una de las tantas cruces que hay en un cementerio de guerra. Dicho cementerio se encuentra en Colleville sur Mer.

La entrada a todos los cementerios es gratuita, pero con horario limitado. En concreto este es de 9:00 a 17:00. El parking es bastante grande por lo que no tuvimos ningún problema para aparcar.

Desde la entrada al cementerio se puede ver la playa de Omaha al fondo:

Siguiendo el sendero damos con un monumento en memoria de los caídos en la guerra:

Nos sorprendió mucho lo cuidada que estaba la hierba, de hecho, vimos al jardinero tratando con un cuidado exquisito la hierba para darle la forma deseada.

Bajamos las escaleras y por fin vimos el campo repleto de cruces:

Están enterradas 9.387 personas, de las cuales todas salvo una son muertos en la II Guerra Mundial. La única persona que no murió en esa guerra, es una víctima de la I Guerra Mundial, el hijo del presidente Roosevelt, que fue enterrado junto a su otro hijo que sí murió en la II Guerra Mundial.

Muchas de las cruces mantienen el nombre del soldado caído en batalla, mientras que otras tantas siguen sin poder ser identificadas.

Además, hay varias cruces que varían en forma dependiendo su religión. Los judíos tienen la forma de la estrella de David:

Lo que más impresiona del cementerio es lo cuidado y lo inmenso que es, caminar entre las cruces es un tanto sobrecogedor.

Una vez visitado el cementerio, salimos con destino a las baterías de Longues sur Mer.

Cuando llegamos al parking nos dimos cuenta que muy cerca nuestro habían aparcado los típicos Jeep Willys MB, no nos resistimos a sacarles un par de fotos:

Nos metimos en el coche, pusimos en Google Maps el siguiente destino y allá vamos!

 

Longues sur Mer

Cuando estábamos llegando al lugar nos dimos cuenta de que aquí nos costaría aparcar, había muchos coches y tras dar un par de vueltas decidimos aparcarlo en una cuneta.

Es una zona muy bonita y recomendable, con una mezcla de colores asombrosa, el verde de la hierba y el dorado del trigo hacían una combinación espectacular:

Llegamos a la hilera de baterías antiaéreas y pudimos contemplar de cerca el daño que habían sufrido.

Debido a la cantidad de gente que había en la zona era complicado sacar una foto de las baterías sin nadie en medio, pero al final lo logramos:

Hacer este paseo no os llevará mucho tiempo, recuerdo que lo hicimos en torno a una media hora. De camino al coche teníamos delante un inmenso campo de trigo que no dudamos en cruzarlo, jugar a ser niños.

Nos montamos en el coche con destino a nuestra siguiente parada, Arromanches.

 

Arromanches

Arromanches es una ciudad conocida por la IIGM, en concreto porque aquí se creó un puerto artificial, que se utilizaba para poder aprovisionar a los aliados de armas y munición.

Nada más llegar, fuimos directos a contemplar la panorámica de la playa desde la atalaya en la que se encuentra el Cine360 de Arromanches.

Desde aquí se pueden ver los restos y la magnitud que tenía el puerto artificial.

Una vez vista esta parte, decidimos bajar a la playa para poder ver los restos de más cerca, siempre y cuando la marea no subiera.

Antes de bajar a la playa, vimos la hora que era y decidimos comprar algo de pan para poder hacernos un bocadillo con un sobre de jamón que aún guardábamos en nuestra fiel y siempre compañera, nevera.

Una vez en la playa, aprovechamos para extender nuestra toalla y descansar un rato, que parecía que nos habíamos olvidado de que estábamos de vacaciones… no nos habíamos tumbado a descansar en ningún momento.

Tras haber repuesto fuerzas, no pude resistirme y me di un chapuzón en el agua cerca de los restos que estaban sumergidos debido a la marea.

Después de secarme y disfrutar de ese pequeño “break”, continuamos el rumbo hasta Juno Beach.

 

Juno Beach

La playa de Juno está situada en un pueblo pesquero muy bonito, Courseulles-sur-Mer.

Nos según nos íbamos acercando a la playa, vimos los ya típicos tanques y las placas conmemorativas con los nombres de los aliados que cayeron en la operación Overlord.

Tras dar un paseo por la playa y por el museo memorial, continuamos nuestro rumbo hacia el puente Pegasus.

 

Pegasus Bridge

El puente es conocido por ser el primer objetivo de la invasión de Francia. Para poder liberar el puente de la fuerza alemana, debían destruir dos nidos de ametralladora MG-42.

La liberación se inició gracias a una granada lanzada por el teniente Den Brotheridge al nido de ametralladora que estaba custodiando el puente en el otro extremo.

Una de las balas que disparó ese nido de ametralladora acabó con la vida de Den. Fue la primera baja aliada del Día D. El puente se remodeló para acomodarlo al tráfico diario y actualmente es el siguiente:

El puente Pegasus original se encuentra en el museo de Bénouville. Paramos el coche como pudimos en un arcén y me bajé a sacar la típica foto de recuerdo que veis arriba. Tras esta breve parada, continuamos con nuestro siguiente punto en el trayecto a Caen, las baterías de Merville.

 

Baterías de Merville

Teníamos el tiempo justo, porque a las 19:30 cerraban. Tras estar un rato hablando en inglés con la recepcionista, se dio cuenta de que hablábamos español y nos atendió muy amablemente en español, advirtiéndonos de que a las 19:00 hacían el último simulacro de invasión en el bunker central.

No teníamos ni idea que este tipo de cosas se recreaban aquí, pero ya que estábamos, decidimos aprovechar la ocasión para vivirlo en nuestras carnes.

Según entramos al recinto nos recibe un avión Douglas C-47, la verdad que impecable, daban la posibilidad de visitarlo por dentro, pero como eran las 18:50 teníamos que correr para poder visitar todo y llegar al bunker central, por lo que optamos por visitarlo a la salida.

Dimos una vuelta por el recinto, entre las trincheras que conectan a los bunkers, la verdad que estaba todo muy bien cuidado.

Llegamos justo a tiempo al simulacro y la verdad que, con todo el bunker a oscuras, en el que la única iluminación era el fogonazo artificial de los cañones, granadas, etc.

La sensación del humo, los sonidos y todo era tan real que te daba la sensación de estar viviendo, en la piel de los soldados alemanes, la invasión de los aliados.

Una vez vivido el simulacro, decidimos ir a ver el avión por dentro, pero para mi decepción, era ya demasiado tarde y habían cerrado el portón, no pude subirme dentro. Con la decepción dentro de mí, pusimos rumbo a nuestro último destino del día, Caen.

 

Caen

Una de las ciudades que con más ansia quería visitar, por la importancia que tuvo en el día D. El 70% de la ciudad quedó en ruinas debido a los bombardeos que sufrió.

Llegamos en torno a las 20:00, pero entre que encontramos el hotel, nos duchamos y salimos, nos dieron las 21:00.

Había hecho un día perfecto, soleado y lo primero que buscamos de Caen fue la abadía de los hombres antes de que se pusiera el sol.

De camino a la abadía, pudimos ver las ruinas de la Église St Etienne Le Vieux

Visitamos el centro de Caen, su palacio de justicia:

Y por fin, llegamos a la abadía de los hombres, que es el actual ayuntamiento de Caen:

Decidimos cenar algo y volver al hotel, mañana iba a ser un día largo, nuestro destino era Etretat. Además, aún nos quedaba la siguiente tarde-noche para poder ver Caen. La ruta del día de hoy ha sido la siguiente:

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